martes, 5 de enero de 2010

La Torre de Babel

La Torre de Babel
(De Toren van Babel)
Pieter Brueghel el Viejo - 1.563
Óleo sobre madera - Renacimiento
114 cm x 154 cm
Museo de Historia del Arte de Viena - Viena - Austria

La Torre de Babel
1.500 piezas - 85 cm x 60 cm
Educa

Tras varios meses sin haber escrito nada en el blog y coincidiendo con la entrada en un nuevo año voy a intentar ser más regular en las publicaciones, ya que pese a que quizás no me lean muchas personas puede que a alguien más, además de a mí mismo, le guste de lo que aquí estoy hablando. Así pues, dejándonos de buenos propósitos para el presente año vamos a lo que nos interesa... los puzzles. En este caso nos ocuparemos de la construcción de La Torre de Babel, de Pieter Brueghel el Viejo que Educa nos ofrece en una versión de 1.500 piezas.

Como todos ya sabemos la Torre de Babel, siempre según la Biblia, fue una torre construída por la humanidad para alcanzar el cielo. Según el Génesis, Yahvé confundió la lengua de los hombres, lo que les llevó a que no pudieran comunicarse entre sí y dejar la obra inacabada y que se dispersaran en todas direcciones.

El cuadro

Cuando Pieter Brueghel el Viejo pintó este cuadro vivía en la ciudad belga de Amberes, ciudad que experimentó en pocos años un gran crecimiento de la población lo que derivó en un auge desmesurado en la construcción. Por aquel entonces, el siglo XVI, en Europa solamente había dos o tres ciudades que tuviesen más de cien mil habitantes y Amberes era una de ellas. La transformación de esta antaño pequeña ciudad portuaria en una de las más pobladas del viejo continente se debe al descubrimiento de una vía marítima a Asia, rodeando África y una vía a América a través del océano Atlántico, lo que provocó un cambio en las rutas comerciales utilizadas hasta ese momento, lo que supuso que Venecia y Génova perdieran importancia comercial a favor de los puertos europeos situados en la costa atlántica.

Supuesto autorretrato de Pieter Brueghel el Viejo (hacia 1.565)

La nueva población de Amberes eran en buena parte extranjeros que venían con sus propias lenguas, costumbres extrañas y sobre todo diferentes religiones: católicos, calvinistas, luteranos y anabaptistas. Todas estas características hacía que el entendimiento de la población fuese difícil lo cual pudo inspirar a Brueghel para pintar este cuadro. De hecho, este no es el único cuadro del autor que abordan este tema ya que se tienen noticias de hasta tres cuadros, pese a que hoy en día solamente conservamos dos de ellos: el cuadro del puzzle y La pequeña construcción de la Torre de Babel.

La pequeña construcción de la Torre de Babel - 1.563
Museo Boymans-van-Beuningen, Rótterdam.


La Torre de Babel es un tema que se retoma en el siglo XVI como un símbolo del orgullo humano, advirtiendo de sus peligros, así como del fracaso de la racionalidad clásica frente a lo divino. Es pues una alegoría del orgulloso imperio internacional de los Habsburgo basado sobre una única fe unificada.

El centro del cuadro lo domina la torre a medio construir, dentro de un amplio paisaje panorámico. Todo lo que sus contemporáneos veían en el cuadro era conocido para ellos, excepto dos pequeños detalles: que la torre se elevara por encima de las nubes y el obrero que se postra ante el rey siguiendo una costumbre oriental, motivos que hacen alusión al orgullo, la arrogancia y el delirio de grandeza de los poderosos.

Detalle de los obreros en el cuadro.

En aquella época los trabajadores peor pagados eran los peones de transporte de material. Los picapedreros se encontraban en los más alto de la jerarquía y Brueghel los representa en el primer cuadro del cuadro. El rey Nemrod, nieto de Noé y primer gran soberano de la historia de la humanidad, habría de la ordenar la construcción de la torre; Brueghel lo representa con un cetro y una corona. Los picapedremos se postrán ante el rey Nemrod e incluso uno lo hace con las dos rodillas en el suelo, cosa inusual en el siglo XVI, al menos fuera de la iglesia(quien tuviera que entregar algo a los reyes Carlos I o Felipe II debía arrodillarse únicamente sobre una pierna) por lo que el pinto está representando un ritual oriental.

Más información:

El puzzle


Este puzzle es realmente entretenido de hacer. En mi caso, y tras construir el borde (como casi siempre), comencé por la propia torre ya que es muy sencillo identificar qué piezas la forman e incluso la parte de la torre en la que irán situadas gracias a las diferencias de colores -amarillas y naranjas- y los detalles de la propia torre como las ventanas o arcos que la forman.

Tras dar casi por finalizada la torre, me puse a trabajar sobre la parte del cielo que está formada por una gran nube blanca, ya que puede parecer la parte del puzzle más tediosa. No obstante, el número de piezas que la forman es más bien pequeño por lo que se termina más o menos rápido. Luego me puse a montar las piezas que corresponden con los trabajadores y el rey Nemrod, la zona verde situada entre la torre y el cielo y por último la esquina inferior derecha, donde podemos ver a los barcos.

En resumen, este puzzle es perfecto para hacer en un fin de semana ya que no nos llevará mucho tiempo su montaje y son pocas las ocasiones en las que nos veremos atascado (es fácil incluso cambiar de zona del puzzle con el fin de seguir trabajando en él y no desanimarnos). Es más, me atrevo a aventurar a que éste es uno de los mejores puzzles que se pueden regalar: el número de piezas (1.500) puede parecer grande, pero es fácil de montar.

Valoración final:
  • Calidad de las piezas/puzzle: Buena.
  • Dificultad: Fácil.